No creo que se pueda enseñar a escribir, pero sí es posible acompañar los procesos del otro e ir mostrándole las herramientas como quien hace un paseo por el campo y va diciendo “mirá, ese es un sauce, del sauce se saca el ácido salicílico y con eso se hacen las aspirinas”. Disfruto mucho de dar talleres y de constatar que quienes vienen y se mantienen atentos y activos, al tiempo distinguen los horneros de los zorzales.